Un hombre decidió comprar un equipo de sonido
potente y fuerte para su gran fiesta de cumpleaños,
como aún faltaba tiempo para aquello,
sus hijos deslumbrados con aquel novedoso aparato
no dudaron en darle uso adecuado,
conocedores de aires musicales
hicieron sonar canciones nada estridentes,
como preludio de aquel cortejo,
de repente, aquel cumpleañero
despectivamente reclamó y exigió silencio.
¡Apaguen eso, esa música me incomoda!
Sorprendidos obedecieron y guardaron sosiego.
Ese mismo sábado en la tarde,
amigos de aquel hombre
se presentaron para inaugurar y deleitarse
en el sonido de alta potencia,
acompañados de whisky, trago, picadas y cervezas,
esperaban entusiasmados pasar una buena tarde,
sin embargo, nada fue complaciente y solo dijo;
¡No señor nada de eso,
eso es para mi cumpleaños y aún falta mucho para la fiesta!
Pasaron los días y POMPILIO PÉREZ BERMEJO
no escucho más música y tampoco recibió más festejos,
se empecino tanto en su día de cumpleaños
que se le olvido celebrar un día por vez primero.
Olvido que lo único seguro es que hoy estamos vivos
y mañana no sabremos,
olvido detalles tan simples como saludar,
como decir te quiero,
se negó disfrutar cosas sencillas, desprecio temas ajenos.
La tarde de su efemérides murió un amigo,
el cual POMPILIO prefirió no saludarlo antes,
quiso abrazarlo en su festejo,
prefirió el beso a futuro
y olvido el saludo diario,
detalles pequeños.
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