lunes, 16 de enero de 2017

Adiós amigo mio

Camino con mesura en medio de rutas allanadas de tristezas,
descubro amistades algo extrañas y otras parecen algo inciertas, 
sonrío y es normal, pero cargo una pena infinita que aún me queda.

Miro una flor y me ilusiona, día a día renacen expectantes nuevas metas,
pero luego recuerdo que ella sus pétalos marchitará y también fenecerá
y otra vez el manto lúgubre del recuerdo me impide dormir en tranquilidad.

Amigo, compadre y hermano mío, sufro tu ausencia cada vez que me acuerdo,
me pregunto todavía donde estarás ¡oh Dios! cuánto lo lamento,
tus palabras fueron vino nuevo, tu respeto y admiración adulaban mi ego.

Fui testigo y te vi crecer y abrirte paso en medio de una crecida maleza,
 no usaste machete como cualquiera, lo tuyo fue una metralleta,
mi corazón se ha roto en mil pedazos me embarga el desafuero y la tristeza.

Solo silencio tengo en mi boca y mis palabras resultan ser muy pocas,
mi amado hermano, mi buen consejero, aun me pregunto si valió la pena,
me rehúso visitar tus restos, aun pregunto por qué no te veo. 

En medio de tus propios males tus palabras fueron vino fresco,
me ayudaste a combatir el desaliento, la apatía y la indiferencia,
me exhortaste a dejar la ira, el enojo y el menosprecio.


Nos demostraste vivir la vida a plenitud olvidando rencores, 
pensé que eras mi alumno y los hechos te hicieron mi maestro,
hoy eres mi inspiración, hoy por siempre serás mi recuerdo.

Mi compadre querido cuánto le debo, ya hoy no me queda aliento, 
 mi amigo del alma, mi socio y hermano, el Doctor, el amante perfumado,
no soporto esta triste realidad, despertar y no poder ni siquiera escucharlo.

Solo me quedan sus dichos y la firme promesa de honrarlo,
cargo un dolor que me hace llorar, sabiendo que no volverá, 
y saber que hasta ayer estábamos juntos compartiendo un mismo hogar.

Parte de mi vida ya no está y en mi alma un vacío quedará, 
parte de lo que soy, te los llevas contigo, nadie sabe si amanecerá,
siempre extrañare tus dichos, lo tuyo fue un regalo inmenso.

Discúlpame, no pude agradecerte haberte conocido,
no puedo continuar el camino como quien apaga y enciende un bombillo,
ahora mis pasos son lentos, mis palabras pocas y no me concentro.

Entiendo que me recobrare poco apoco, no quiero abrazos, ni quiero rezos,
esto es algo personal, lo hombres también sabemos llorar,
 este dolor es solo mío y de seguro también a muchos les pasa esto. 

Grito a los vientos que tu paso en su momento iluminó vidas,
que te marchaste dejando un gran vacío, que nada reemplaza su presencia,
compadre, amigo, hermano y padre, dulce experiencia.

Retumba en las mentes una gran condena, obscura sensación e impotencia,
eso tristemente es lo que queda, entonces pregunto si valió la pena, 
pienso en el instante, medito también y guardo silencio, juventud amena.

Es la realidad, el destino de todos, entonces no discuto y me convenzo, 
no vivimos para nosotros mismos, vivimos para quienes quedan,
que nuestros pasos dejen siembra y otros reciban la cosecha.

Que nuestra actitud sea la correcta, creyente o no, que mi vida sea ejemplo, 
paradigma de ilusiones y abanico de sensaciones,
que mi foto saque una lagrima, que mi recuerdo no se borre.

Paz en la tumba de mi amado amigo, no tengo más palabras,
siempre te quedare debiendo, lo que me brindaste no tiene precio,
ahora debo continuar sabiendo que en tus recuerdo me hallo preso. 

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